EDITORIAL

 

Enseñar no es una función vital, porque no tienen el fin en sí misma; la función vital es aprender (Aristóteles de Estagira)

Almudena Barrientos-Báez

Universidad Complutense de Madrid (Reino de España)

almbarri@ucm.es

 

David Caldevilla-Domínguez

Universidad Complutense de Madrid (Reino de España)

 davidcaldevilla@ccinf.ucm.es

 

La función vital que poseen las revistas académicas o, por otro nombre, científicas, es basal en la arquitectura de una sociedad más plural y abierta, allende consideraciones técnicas y funcionales. En ello radica su aporte a la sociedad que las nutre y a las que debe rendir la pleitesía del trabajo bien hecho. La Academia ha sido siempre conocida como madre nutricia o alma máter.

Cuando nos adentramos en la filosofía productiva de los textos fruto de investigaciones, reflexiones o revisiones, hallamos siempre, indefectiblemente, un afán por aportar avances a ese perpetuum mobile que llamamos saber y saber es hacer ciencia en cuyo étimo, “ser consciente”, hallamos la piedra fundacional del mundo que ha de ser esculpida para que puedan edificar sobre ella los nuevos constructores principales (arqui-tectos): los científicos, que son quienes atesoran esa consciencia propia de un conjunto de saberes que saborean y hacen saborear, pues saber y saborear tienen la misma raíz (cuán sabio es el lenguaje).

Por ello, números ordinarios, especiales y monográficos, como el actual, logran que el nexo concatenador de unión entre la teoría y la realidad sea mostrado de la misma forma que el haz y el envés de una hoja del también académico laurel: uno sin otro no es posible y, como condimento, mejoran “cum laude” el sabor de lo que tocan.

Quisiéramos aprovechar la oportunidad que brinda el escribir esta editorial para resaltar, valorar y ponderar el arduo trabajo que conlleva la labor editorial en publicaciones como la presente, ya que hay que aunar elementos que tenderían a adoptar caminos propios divergentes pero que, por mor de los responsables editoriales, convergen en un resultado final como el que podemos disfrutar tras pasar estas páginas introductorias cual latino albo lapillo (notare diem).

Sabemos ergo existimos, así afirmado, mediante un ergo inferencial que nos dota de realidad y señera vitalidad.

Los entresijos de toda publicación académica están formados por los mecanismos que aúnan, por un lado, la voluntad de visibilización de los trabajos inéditos de las investigaciones punteras de unos autores que han entendido, como el más correcto camino para esa presentación de resultados, a esta revista, atendiendo a su temática, prestigio, rigurosidad y profesionalidad, quintaesencia del mundo docente y, por otro, la capacidad de desarrollar un proceso editorial que garantice las tres reglas de oro de lo publicado: cientificidad (sit venia verbis), vanguardismo investigador original y validación mediante el proceso a priorístico de la doble revisión anónima por pares, descartando lacras como el (auto-) plagio, la redundancia, el arcaísmo o los textos de favor.

El paso de lo analógico a lo digital o, por mejor decir en nuestro mundo, de la galaxia Gutenberg a los nodos de la Red, permite que la inmediatez y exponencial difusión sean un hecho (Caldevilla-Domínguez et al., 2020) cuando otrora habitaban el mundo de los deseos. Y es este apremio de lo actual lo que lleva a los integrantes del equipo de redacción de cualquier publicación de prestigio, como Journal of Academy, a forzar la sala de máquinas a pleno rendimiento. El resultado final merece no escatimar esfuerzos pues la socialización del saber en un tren en el que no podemos permitirnos el lujo de no montar (Caldevilla-Domínguez, 2013).

Los cánones de calidad son cumplidos escrupulosamente en estas páginas que, junto con otras cabeceras de revistas académicas similares, pretenden mostrar los avances que la Academia alcanza en las Ciencias llamadas Sociales y en las Humanidades, ante una sociedad herida, esperemos que no con rejones de muerte, por una desaforada contaminación, hija de bulos e intereses oscuros (Barrientos-Báez et al., 2018), donde la información está en manos, cada vez más, de trapicheros que comercian con su impacto en unos espectadores adocenados, alejados del criticismo de toda persona formada, sin normas morales y bajo una falsa bandera que oculta el adoctrinamiento.

Por tanto, y centrándonos ya en los artículos que siguen a esta editorial, creemos insoslayable reparar en los grandes esfuerzos realizados por este conjunto de investigadores-autores, todos ellos miembros de una iberofonía que, las más de las veces, se ve (auto)relegada a una onerosa segunda fila mundial frente a la hegemónica y condescendiente anglosfera, aquejada secularmente del síndrome de Hybris. Esta labor de exploración de la terra ignota, do moran los dragones de nuestra ignorancia, debe verse recompensada con una lectura ávida de saber (y sabor) por parte de un lector exigente y formado, que es a quien se dirige esta revista. Tracemos una nueva ruta de la seda para el conocimiento, que haga que el país de la ignorancia –nunca de la nesciencia- abarque cada vez menos, disminuyendo hasta su total extinción, en esta nuestra aldea global de la cultura.

Debemos jactarnos, como asertaba Neruda, de las páginas que hemos leído y este número que aquí prologamos, puede habitar, y creemos firmemente en ello, en el Olimpo de nuestras lecturas.

No hace frío en nuestro despacho, ni nos duele el pulgar. Sabedores somos de que dejamos este texto, para quienes estén dispuestos a cruzar esta editorial cual Rubicón del otrora interdicto fruto del Árbol de la ciencia, ya que tras ella se presentan otros de mayor valía: El saber primigenio, como la rosa, reside en su nombre, nada más que los nombres desnudos nos quedan; nuestras palabras resuenan cual Ecco.

Erigidos que permanecemos como última barrera de defensa del mundo (in)formado que es sinónimo de libre, no queremos dejar pasar la ocasión de recordar que las estirpes condenadas a arrostrar la ciencia no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra, Gabo lo dijo mejor.

Níhil Óbstat. Imprimátur

 

 

REFERENCIAS

Barrientos-Báez, A., Barquero Cabrero, M. y García García, E. (2018). Posverdad y comunicación 2.0: El reto periodístico de una era sin periodistas. Revista de Ciencias de la Comunicación e Información23(1), 43-52. https://doi.org/10.35742/rcci.2018.23(1).43-52

 

Caldevilla-Domínguez, D. (2013). El papel de la prensa escrita como agente socializador. adComunica. Revista Científica de Estrategias, Tendencias e Innovación en Comunicación, (6), 205-222. http://dx.doi.org/10.6035/2174-0992.2013.6.12

 

Caldevilla-Domínguez, D., Barrientos Báez, A. y Parra López, E. (2020). Horizontes del mundo digital: de la simulación y la banalización de la experiencia, a un uso social, ecológico e innovador de la Sociedad Red. CIC. Cuadernos de Información y Comunicación, 25, 269-277. http://dx.doi.org/10.5209/ciyc.68722