Como citar: Carbajal, N. (2021). Percepciones estudiantiles sobre la práctica profesional docente en educación artística.
Journal of the Academy, 5, 122-142. https://doi.org/10.47058/joa5.8
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formas de afrontar los problemas y de las ideas que se tienen sobre los hechos y fenómenos:
(Salinas et al., 2017).
Primer eje de la práctica reflexiva. La reflexión, entendida no solo como un proceso deliberado
de pensamiento, crítico y fundamentado en el examen, argumentación, discusión y toma de
decisiones referente a las actuaciones como docentes; sino que también implica componentes
éticos que condicionan al docente a desarrollar acciones orientadas hacia los fines educativos
de formar integralmente ciudadanos libres, creativos y talentosos para edificar un mundo más
solidario y humano (Cárdenas, 2015).
La reflexión, debe ser entendida como un proceso recursivo y en espiral, de idas y regresos,
como un conjunto de destellos de pensar, sentir y actuar. El proceso reflexivo se afirma en lo
vivido, en la experiencia vital del docente, quien indaga, profundiza y busca en ella
comprensiones que, en lugar de reflejar de forma mecánica una imagen fotográfica de los
detalles, cambian la dirección y mirada para abrir nuevas formas y caminos. Por lo tanto,
reflexionar implica seguir un camino que parte de la experiencia, donde los saberes y el
conocimiento se ponen al servicio de esta como elementos secundarios que facilitan el pensar
y no como verdades teóricas a aplicar. La reflexión siempre sigue un camino o vía inductiva,
en la que el saber y el conocimiento son utilizados para clarificar, interpretar, profundizar y
cambiar el punto de vista, mas no para crear dependencia de ellos (Souto, 2016).
Segundo eje. La crítica, es complementaria a la reflexión y consiste en emitir juicios,
razonamientos, opiniones y argumentaciones basados en criterios; en razonar y evaluar lo
discutido acerca de temas, situaciones o problemas. Es la capacidad que tiene el docente de
autocorregirse, reconociendo sus debilidades (Carbajal, 2013).
Tercer eje. Las concepciones son procesos personales a través de los cuales un individuo
estructura su saber a medida que integra y articula sus conocimientos. Este saber se construye,
durante un período bastante amplio de la vida a partir de la práctica social y cultural parental
del niño en la escuela, de la influencia de los medios de comunicación social en un segundo
momento y, finalmente, por el ejercicio profesional y social del adulto. Por consiguiente, las
concepciones tienen raíces sociales y culturales, que una vez consolidadas, es un factor de
socialización que se concretiza en los intercambios sociales producidos en el campo de la
acción y la práctica (Lupion y Gallego, 2017).